La Bruja de Endor (II)




Cuando mi señor Saúl descendió de la montaña me hizo llamar. Faltaba mucho para el alba, pero aun así me ordenó despertar a Caleb, su escudero. Y me ordenó también recorrer el campamento llamando a sus capitanes, de modo que todo estuviera dispuesto para la batalla cuando el sol se levantara. Me pareció que mi señor había encogido, y que había nevado sobre su barba y sus hombros. Podía ver en su hombro la sombra blanca de la muerte, y corrí a cumplir sus órdenes. También corrí para apartarme de su lado. 

He traicionado al Señor para escapar del destino; pero el Señor me había traicionado antes a mí, negándose a escucharme. La hechicera se alejó caverna adentro hasta que ya no pude oír sus pasos. Entonces apuré la copa, y con la estaca de resina que aún sujetaba en las manos encendí las otras doce clavadas en el suelo de tierra.

Y miré. Dibujos en las paredes. Colores en los que brillaba el fuego de las antorchas y el goteo sin sonido de incontables años de agua. No tenían sentido. Me pareció que las figuras se movían. Ya no tenía frío.

Había un hombre en la pared. De anchos hombros y pelo rojo, desnudo, con un cetro en la mano y una corona de espigas ciñéndole la frente. Una multitud lo rodeaba bailando, tocando panderos y flautas, mientras algo más allá podía entreverse la silueta de una mujer ataviada como una reina.
Traicioné al Señor. Me uní a la fiesta. Oí la música. Mientras las figuras vivas danzaban en espiral rodeándome, vi el agujero en el suelo de tierra roja que la Bruja de Endor había hecho. Supe para qué servía, y cuál era el pacto.

La hechicera me sonrió como una máscara mientras me levantaba de la tierra, con la vista borrosa y la cabeza retumbándome. Sudando. Vacío. Me prosterné a sus pies. Y de su boca brotaba la voz de Samuel, al que yo había invocado. El que volvía subiendo de entre los muertos a la orden de ella.

Miraba las paredes pintadas y el agujero del suelo, no su vaga sombra. Me profetizó que moriré mañana, junto con mis hijos. Que seré derrotado. Que todo ha sido en vano porque desobedecí al Señor. No he escapado al destino, pero sí he entrado en la rueda. He visto en la pared un alacrán rojo con su cola enhiesta, clavado en mí mientras yo me clavaba en la tierra roja como el escorpión. La rueda nunca se detiene. Los que temen al Señor están equivocados.

Mi señor Saúl fue derrotado en la batalla, y vio morir a sus tres hijos. Llamó a su escudero para que lo rematara, pero Caleb no osó alzar la mano sobre su rey. Saúl se dejó caer sobre su espada clavada enhiesta en el suelo.  El día fue el de la matanza. Algunos dijeron que cuando el sol se puso los cuervos no graznaron, y que un fantasma de rostro blanco, la misma muerte, vino a reclamar su cuerpo. Nadie lo sabe con certeza. Pero las gentes de las tribus aseguran que Saúl fue llevado a la cima del Monte Atabyrio, y quedó ensangrentado sobre una gran piedra hasta que aves y bestias lo devoraron. Si fue así o no, yo no podría jurarlo sobre el altar del Señor.





“ [Jesús] Quiso también ascender al monte Tabor, que los griegos llamaban Atabyrio, pero su madre no le permitió ir (…)
- Es un lugar peligroso –le dijo- para quienes no temen a los animales salvajes, y también para quienes temen.            
- ¿Qué hay en la cima?
- Una ciudad que se debe evitar, rocas desnudas, malos espíritus, y una piedra movediza que llaman el Talón de Piedra.      
- ¿Por qué la llaman así?
- Esa no es una historia para niños.”

(Graves, Robert.: Rey Jesús. Barcelona, Edhasa, 1984)



Imagen: Wikipedia, Creative Commons.

Comentarios

  1. Esta vez me he perdido un poco, o me he asustado mucho jajajaj.

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  2. Tiene su cierto aire de cuento de terror, imagino, aunque no era eso lo que quise contar. Pero ya se sabe: los escritos son como los capiteles, o los cuadros...Son siempre iguales, pero cada persona que se acerca a ellos ve algo diferente. Gracias por leerlo.

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  3. Gracias. Me gustaría saber por qué motivo ha parecido 'bueno'. Si puede ser.

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  4. A mi también me parece muy bueno. ¿Por? Porque suena real. Demasiado real.

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  5. A mí me pareció tan real como para atreverme. Muy amable el comentario.

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  6. Muy sutil, y aún más tremendo. Es brillante.

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  7. Respuestas
    1. No de todo, no es adecuado el lugar. Pero, digamos, razonablemente atrevido.

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    2. Quería decir que le ha faltado osadía XD

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  8. Juer que miedo. Me gustan mucho las de miedo.

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