Piedras en el camino (II)




La rebeldía es una pluma estilográfica haciendo ruido sobre blando papel reciclado. Papel basto, casi grisáceo. Muy poroso. Lleva días lloviendo. Distingo el siseo de la lluvia que resbala sobre las hojas del sonido como de teclas desafinadas golpeando las ramas desnudas.

La rebeldía es una traducción de casi trescientas páginas sin contar las notas interminables, referencias, agradecimientos, introito y discurso final. Tesis doctorales, es lo que tienen. Cuando trincas una ya lo sabes. Te van a pagar puntualmente según contrato. Te vas a dejar los dedos, la pluma y las ganas. A veces merece la pena. Esta vez la merece.

Llueve tanto que el arroyo se ha hecho río, y amaga con atreverse a rebosar su cauce. Agua sobre piedras, como un camino. He leído algo así en el texto. ‘La emigración hacia Alemania y Suiza en la posguerra española. Cartas y documentos.’

Al final has de implicarte. Lees cartas de personas, te metes en sus vidas. O eso, o se te va la olla. No todos son iguales. No todos te caen bien. Está Domingo, un hermano mayor que emigró el primero y se convirtió en el tirano de sus hermanas y hermanos dando consejos, órdenes. Amenazando. Lees sus cartas torpes de letra, incultas pero dominantes, implacables, convencidas, rezumando poder. Te cae mal. Hay muchos. Muchas. Madres apenadas que pagan a un escribiente o que ruegan al maestro que escriba por ellas. Parientes ambiciosos. Familiares díscolos.

Algunos son distintos. Una es distinta. Se fue detrás de un sueño privado. No sé cuál era. Sus primeras cartas las escribió ella misma. Siguiendo el modelo. Estoy bien, cómo estáis todos, me gusta mi trabajo, vivo en tal sitio, gano dinero. Las interesantes son las últimas. Dona, ya anciana y satisfecha, libros para la escuela. Y tres becas anuales para niñas. Le fue bien. Fue generosa. Firma tan sólo con una inicial y su apellido alemán de casada o viuda.

Hora de dejar la rebeldía y enchufar el PC. El agua suena más grave llenando el cauce del río. Otra carta con más de medio siglo de retraso me espera. También me espera que el sol, o su sombra, se levanten. Y atizar la estufa, poner encima una olla a hervir para hacer té. Y para llenar una bolsa de agua caliente y cambiársela a mi santa por la de anoche, que estará fría. Ella duerme. Ni la oigo, hecha un ovillo bajo los cobertores. Va a valer la pena este trabajo. Valdrá unos días de viaje juntos, un par de latas de barniz de barco impermeable para las ventanas y cambiar el celibato de un frío de cuchillos por un camión de leña. Ya lo creo que valdrá la pena.




Imagen: Wikipedia Commons.


Si quieres leer la primera parte, pincha aquí.


Comentarios

  1. Una vez soñe, entonces dije y ahora sigo pensando, No, no me doy por vencida yo quiero un mundo contigo. buena segunda parte para nuestra historia. :)

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  2. Muchas gracias. Nunca recuerdo de quién es la canción, aunque me la sepa...XD

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    1. Yo no me doy por vencido, Luis Fonsi, aunque hay mas gente que la canta. el autor es el propio cantante.

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  3. Gracias, Lucas. Me alegro de que te haya gustado el relato 'a medias'. Un saludo.

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  4. Dos relatos -uno sólo, en realidad- muy extraños, que dejan imaginar.

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  5. Uf. A medias, qué bueno y qué raro.

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