Retrasos y más retrasos, los
planes que estaban en pergamino sólo
estaban en el aire. Se puso en pie. Salió fuera y respiró el aire fresco del
mar y la montaña.
Los correos no llegaban a
tiempo y la calzada romana no era un problema, al contrario era una buena guía
y un buen camino.
Hacía unos momentos Joan se había acercado, advirtiéndole que ya
habían llegado los tres caballeros acompañados de un cuarto con monturas y dos
bestias de carga.
Mandó noticia al casal de Nuestra Señora de las Aguas,
para que prepararan alojamiento y cena para los recién llegados a menos tardar.
Esperó hasta que llegó uno
de los sargentos, y le saludó llamándola hermana y poniéndose a su servicio. Ella
llamó a María para que los acompañara, y se pusieron en camino antes de que se
hiciera más tarde.
Los vio reunidos y
dispuestos a comenzar a levantar el campamento. Desmontó y se acercó seguida
por los que la acompañaban, el sargento, la hermana María y varios
trabajadores.
- Bienvenidos. Teníamos noticia de vuestro viaje, pero
no de vuestra llegada, de haber sido así, hubiéramos venido antes -sonrió- Soy la hermana Eulalia y seré vuestra
anfitriona lo que dure vuestra estancia en estas tierras. Os acompañaremos para
que descanséis, y mañana con la cabeza más despejada trataremos los asuntos que
nos atañen a todos.
Esperó a que los caballeros
montaran y mandó a dos de los trabajadores que se hicieran cargo de las mulas. Puso su montura a la altura del caballero de más rango, Fernando.
Una charla educada y ligera acompañó
la marcha hasta que llegaron al
casal, donde ya los esperaban. Ella se
despidió cortésmente hasta el día siguiente.
Cuando regresó había llegado
un mensajero con noticias que ya habían ocurrido, lo envió a descansar y escribió una misiva a Gilbert.
En ella le contaba que los
caballeros ya habían llegado y estaban sanos y salvos, los había observado
durante el viaje. Fernando educado y
correcto, todos ellos venidos de Tierra santa.
Sabía reconocerlos al primer vistazo. Muchos
caminaban por la calzada buscando algo que habían dejado atrás y que jamás
recobrarían. Las aguas de los baños lograban calmar y sanar su cuerpo, pero el
alma era diferente.
Muchos habían pedido el consuelo de sus palabras y su
sabiduría en los días de reposo. Había visto de todo y a muchos los había
tratado antes de su paso por tierra santa. Ya no eran los mismos.
Después de haberlo meditado escribió que estaba segura del éxito de la misión que
les había encomendado. Firmó y mandó que despertaran a uno de los muchachos
para que partiera hacia la ciudad condal.
Pensó en un baño, pero era
ya tarde, Entró María acompañada de Isabel con algo de cena y les sonrió. Si no
fuera por ellas de seguro no se acordaría de las necesidades de su cuerpo.
Despuntaba el alba de San Juan. Hizo
poner una tienda y la mesa para un desayuno abundante, todavía los últimos rescoldos de las hogueras
se consumían.
Cuando el calor todavía no
apretaba les envió recado, pensando que
ya estarían listos. Se llevó el material de trabajo y dio las últimas órdenes
antes de dar por acabado el trajín de
los hombres de la casa, era día de fiesta.
Cuando por fin se sentaron
bajo la sombra, llegaban los caballeros. Se acercó a darles la bienvenida, invitándolos
a sentarse y comer.
A su derecha había hecho
sentar a Fernando, junto a él
a Isabel, y a Yago. A su izquierda María, Guillermo
y Ari.
Una reunión bastante curiosa,
teniendo en cuenta que en el otro extremo de la mesa a un lado estaba Ari,
pelirrojo y tan alto como una torre, y
al otro Yago, moreno y tan pequeño que
podría entrar en cualquier lugar sin ser visto.
Un desayuno distendido que
acabó siendo almuerzo, todos pertenecían a la misma Orden y todos sabían sin
saber por dónde discurrían las vidas de cada uno de sus compañeros de mesa. Un día
de fiesta y de celebrar.
La gastronomía, los viajes,
las historias cómicas engrosaron aquella
reunión. Se fueron conociendo a
sabiendas de que durante un tiempo serian compañeros de camino y de trabajo.
Les mostró las termas romanas, los manantiales y las tierras
que pertenecían a ellas. Las mediciones para la futura encomienda ya habían
sido tomadas y anotadas, al igual que los mojones mirados y supervisados con
regularidad.
Ella llevaba residiendo algo
más de dos años en aquel lugar. Había logrado del rey el usufructo de las
termas durante una década y construir el casal en donde solo existían unas
pocas granjas que ya no tenían que esperar nada de la ciudad condal.
Había establecido relaciones
con el señor que se expandía en la costa,
y habían aumentado significativamente las donadas y donados a la Orden.
Después del paseo pensó en
que sería un buen final un baño en las termas. Los había mirado uno a uno a los
ojos y había sabido leer en ellos, las aguas relajarían sus cuerpos y se llevarían
con ellas todo aquel polvo que acumulaban, y el incrustado en sus almas que les impedía
seguir adelante.
Todo aquello era demasiado
nuevo para algunos de ellos, una década era mucho tiempo, eran la cabeza del león que ignora lo que hace
su cola.
Había estado en la cabeza y
en la cola y eso le daba ventaja que ayudaba en la mayoría de los
casos. Prefirió verlos a los cuatro en conjunto, no había prisa y lo que
algunos veían como casi un castigo ella sabía que sería más un bálsamo y un
aprendizaje para todos.
Los invitó a que se dieran
un baño en las termas mientras el ocaso pintaba de naranjas y rojos el cielo y
el mar. Fuegos surgieron cerca de la tienda, y una cena frugal alfombró el
suelo a la espera.
El agua dio liviandad a los
cuerpos y los ojos parecían menos apagados, ropas de lino y los mantos, los
pies descalzos pisaban la suave hierba, ellas los esperaban, se sentaron
alrededor de la cena, en el suelo.
La brisa del mar se colaba
entre ellos, buscando las palabras de los que charlaban, el ambiente más
relajado y distendido de viejos amigos que hasta entonces no se conocían.
Cuando las antorchas se
fueron suavizando los párpados comenzaron a caerse, y entendió que era tiempo de retirarse. Fue dejándolos uno a uno en su aposento, deseándoles
buenas noches y dándoles la bienvenida de nuevo.
Cuando todo quedó en
silencio, y las antorchas ya casi se habían extinguido una sobra visitó las
termas buscando el descanso merecido.
Fuente de la imagen Wikipedia wikimedia commons, autor y user: JoseManuel
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Caldes_de_Montbuy_Fuente_JMM.JPG?uselang=es
Si quieres leer la primera parte, pincha aquí.
Si quieres leer la primera parte, pincha aquí.
Buenísimo.
ResponderEliminargracias :)
EliminarAhora sí que lo he flipado, Leonor.
ResponderEliminary ¿por que lo has flipado Migue? : )
EliminarYo me sumo a lo que dice Migue. Qué soltura y, sobre todo, cuántas cosas sabes de partes poco conocidas de la época. Me gusta mucho.
ResponderEliminarGracias a ambos, dicen que el saber no ocupa lugar y a mi me encanta saber cada dia un poco mas y compartirlo. un saludo y buen fin de semana.
EliminarPor esta zona hay muchas leyendas de conventos de mujeres templarias. ¿Conoces León y el Bierzo?
ResponderEliminarPues de oídas todo Sebastian y todo bueno pero de visita todavía no pero espero conocer Leon y el Bierzo sobre todo. Lo de las mujeres templarias hay leyendas en mi tierra también. Si alguna vez vamos por Le diremos a Anton que nos invite a comer. :P
EliminarGenial, Leonor.
ResponderEliminargracias Aur. :)
ResponderEliminarEnamorada del relato y de las templarias, Leonor. Por aquí eso es importante en la cultura oral.
ResponderEliminarMe lo creo de donde yo procedo hay también lugares en los que se habla de ellas, muy sutilmente a mi me llaman mucho la atención su historia aunque para algunos este tan olvidado o escondida. un saludo Merit.
Eliminar¿Ya lo he dicho? Quiero saber másXD
ResponderEliminarPues no me suena jajajajaja oido cocina va a la lista de relatos que seguir. un saludo Pedro.
ResponderEliminarEs tan real (eso ya lo he comentado arriba) que a veces no se qué es lo que da.
ResponderEliminarEspero que de algo bueno. :) que para cosas malas ya hay por ahí fuera.
EliminarMás lo releo, más preguntas me plantea, y eso es bueno, Leonor.
ResponderEliminarSin duda Merit cuanto uno mas se pregunta y pregunta mas sabe y menos ignorante. a si que es buenisimo. un saludo.
Eliminar¿De veras hubo mujeres? Digo que haya algo escrito sobre eso.
ResponderEliminarSi las hubo, hubo monjas templarias existe documentación histórica,hasta se sabe de varios monasterios que hubo en las Españas. En la red hay información muy general, si te interesa saber sobre libros y títulos y autores que hablan sobre ello escríbenos un correo y te remitiremos la información. un saludo y buen finde.
ResponderEliminarManejas libros y bibliografías, eso es curioso en ésta época. Me ha fascinado.
ResponderEliminarSi las manejo en casa tenemos bastantes libros e información, me he criado entre libros y bibliotecas y sigo fiel a los libros físicos, sin deshechar las nuevas tecnologías. un saludo Fearn.
EliminarFascinante, Leonor. Yo quiero también saber más XD
ResponderEliminarSe nos acumula el trabajo, jajajajaja tenemos un par de historias de las que queréis saber mas. Anotado queda. un saludo Encina.
EliminarUna de templarias XD
ResponderEliminarPues si :) Andres, ya estamos todos y todas. :)
EliminarQue bueno, Leonor.
ResponderEliminarGracias Len, nos alegra que te guste.
EliminarSaber más de esa ¿monja? templaria, Leonor
ResponderEliminarpues por ahora esta tras la puerta de nuestros relatos por imaginar, esperamos abrirla un dia de estos Alodia. :)
EliminarMuy bueno.
ResponderEliminarGracias Anton :)
ResponderEliminarInteresante hasta resultar provocador de mil preguntas. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias Juan Marcos, eso es lo que interesa que al leer la gente se pregunte. buen finde.
EliminarBueno a rabiar el relato entero. Me encanta.
ResponderEliminarGracias Juan es todo un honor que nos leas y te guste. buena semana.
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